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quinta-feira, 5 de dezembro de 2024

Os bem-pensantes e o totalitarismo da nova normalidade

 


O Autor deste audio percorre o tema da «servidão voluntária», em especial, nas chamadas «democracias».  Aborda o tema, através da descrição do modo de pensar dos bem-pensantes: Os bem-pensantes são os que se inserem dentro da multidão, alinham-se em função da moral dominante. Os que se alinham dentro do rebanho consideram que «pensam bem» e que estão «no campo do moral».

O totalitarismo desta sociedade manifesta-se na ditadura do «wokismo», as políticas identitárias, a «cancel culture», etc. O wokismo é a forma atual de negação violenta da liberdade de expressão. 


Relacionado:

O NOVO TOTALITARISMO

WOKISMO - ALGUMAS REFLEXÕES

Etienne de La Boétie e o «Discurso da Servidão Voluntária»


quinta-feira, 21 de novembro de 2024

A Terceira Guerra Mundial [por Fabrizio Mejia]




“Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”, dijo célebremente el teórico de las artes, Frederick Jameson. Es una frase que describe el clima posterior a la caída del Muro de Berlín y la extinción de la Unión Soviética. No obstante que Rusia, los Estados Unidos, China, India, Pakistán o Israel seguían teniendo cabezas nucleares, la desaparición del socialismo soviético como régimen terminó con el imaginario de una destrucción final. Es como si una Rusia capitalista fuera menos peligrosa que una soviética. Como si Estados Unidos, que ha sido el único país en arrojar dos bombas nucleares contra poblaciones civiles, ya no tuviera la motivación para volverlo a hacer. Si lo piensan es demencial que nos hayamos olvidado de que seguñian existiendo las armas nucleares sólo porque una de sus partes en conflicto adoptó el capitalismo como modelo económico.

Durante medio siglo, el mundo fue capaz de imaginar una guerra, la nuclear, que sólo podía simularse porque, de existir, sería el final de la humanidad y del planeta. Tras el final del socialismo existente, comenzó a recorrernos otro tipo de desenlace, ya no tan abrupto como las nubes radioactivas de hongos nucleares que arrasaban con todo a su paso, sino el cambio climático con la extinción paulatina de todas las especies, costas que desaparecían, indundaciones y sequías donde nunca antes habían existido. Pero en días pasados, el permiso del Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, para que Ucrania atacara a Rusia con misiles dirigidos satelitalmente de origen estadunidense, puso de nuevo en la mirada colectiva la posibilidad de la guerra nuclear, la tercera y última de la humanidad. Sin embargo, el anuncio no generó la angustia que hubiera desencadenado en, por ejemplo, 1983. Seguimos hablando del G-20, de si Trump tenía o no mayoría del voto popular, de si Javier Milei se humilló ante Lula. ¿Por qué hicimos como que la amenaza no era tan real como en 1962 con la crisis de los misiles en Cuba? ¿Por qué decidimos voltear para otro lado en espera de que Trump y Putin se pongan de acuerdo para pacificar Europa? ¿Por qué, en vez de salir a protestar a las calles, las poblaciones de Finlandia y Suecia se dedicaron a leer los folletos de sus gobiernos en caso de un ataque nuclear? ¿De dónde nos salió esa capacidad de negar el peligro evidente? Esa pregunta es la que trataré de explorar en esta videocolumna.

Lo primero que debo decir es que el término “guerra fría”, que terminó por designar un periodo de medio siglo de la humanidad, fue acuñado por George Orwell en un artículo de periódico del 19 de octubre de 1945 llamado “Tú y la bomba atómica”. El que más tarde nombraría al totalitarismo como Gran Hermano y a la propaganda como “neolingua”, habló en este texto de un nuevo concepto. Escribe Orwell: “Por varios indicios se puede deducir que los rusos aún no poseen el secreto de fabricar la bomba atómica; por otra parte, la opinión generalizada parece ser que la poseerán dentro de unos años. Así pues, tenemos ante nosotros la perspectiva de dos o tres superestados monstruosos, cada uno de los cuales posee un arma mediante la cual millones de personas pueden ser aniquiladas en unos pocos segundos, dividiendo el mundo entre ellos. Se ha asumido bastante apresuradamente que esto significa guerras más grandes y sangrientas, y tal vez el fin real de la civilización maquinista. Pero supongamos (y en realidad éste es el acontecimiento más probable) que las grandes naciones supervivientes lleguen a un acuerdo tácito de no utilizar nunca la bomba atómica unas contra otras. Supongamos que sólo amenazan o la utilizan contra personas que no pueden tomar represalias. En ese caso volvemos a donde estábamos antes, con la única diferencia de que el poder se concentra en menos manos y que las perspectivas para los pueblos sometidos y las clases oprimidas son aún más desesperadas”. Sigue Orwell en 1945: “Cualquiera que haya visto las ciudades en ruinas de Alemania encontrará la idea de la destrucción de la humanidad al menos imaginable. Sin embargo, si se mira el mundo en su conjunto, durante muchas décadas la tendencia no ha sido hacia la anarquía sino hacia la reimposición de la esclavitud. Puede que no estemos encaminados hacia un colapso general, sino hacia una época tan terriblemente estable como los imperios esclavistas de la antigüedad. El tipo de visión del mundo, el tipo de creencias y la estructura social que probablemente prevalecerían son las de un Estado que fuera a la vez INCONQUISABLE y en un estado permanente de “guerra fría” con sus vecinos. Se prolongará indefinidamente una paz que no es paz”.

Orwell había dado en el clavo de lo que significaría una guerra final, la tercera, que no podía ser llevada a cabo salvo como amenaza y que haría de los poseedores del arma nuclear poderes intocables. No es que Orwell estuviera contra las armas en general, sino sólo contra las que podían usar sólo una élite muy poderosa del planeta. De hecho, su artículo comienza apreciando el valor que tuvieron los rifles para hacer revoluciones populares, pero abomina estas armas que requieren un saber tecnológico secreto, como la bomba atómica.

Pero vayamos más allá de 1945. Dos años después, en el boletín de Edward Teller de los científicos atómicos se empezó a publicar un reloj con la hora del final total, que se puso a la media noche. Primero lo fijaron en siete minutos para las doce y, en 77 años se ha movido 25 veces. Pero lo que sorprende del uso de este reloj es que no se movió por ejemplo, en la crisis de los misiles en Cuba en 1962, y que retrocedió entre 1987 y 1991 por los tratados de reducción de armas nucleares. Así, más que medir los riesgos, mide la supuesta capacidad diplomática para alejarlos. Ahora, el reloj ha avanzado a 90 segundos del final, cuando Biden, estúpidamente, le ha dejado a su sucesor, Donald Trump y a Vladimir Putin el espacio para que “salven al mundo” y se vistan de gloria planetaria.


La democracia explicada

Pero voy al segundo punto de esta videocolumna, una vez establecida la idea de la Guerra Fría, es decir, de una que no se libró en un conflicto sino en lo que se dijo sobre la anticipación del conflicto. La bomba atómica fue más ideológica que cualquier otra arma en la historia porque significó el sometimiento de las poblaciones de Estados Unidos, la Unión Soviética y las dos partes de Europa con simulacros de ataques, bunkers bajo tierra, y la propaganda de que todo ese arsenal tenía como objetivo disuadir al otro de no usarlo. Pero este relato que sometió a poblaciones a una especie de calma de desalentar al enemigo con la acumulación de armas, no era realmente lo que perseguían sus propagandistas. Un ejemplo que desnudó esa mentira, fue el del falso documental que produjo la BBC de Gran Bretaña en 1965 y que ella misma censuró y no transmitió hasta veinte años después. Se trata de War Game de Peter Watkins donde se simula un ataque a la región de Kent en Inglaterra. La BBC fue sometida a censurarla por el Ministerio del Interior y el de la Defensa porque la película ponía de manifiesto, no la disuasión a las armas soviéticas y chinas, sino el caos social que se desataba entre los sobrevivientes. En algún momento, un personaje se lamentaba, incluso, de no estar muerto. Se desencadenaban los motines, saqueos de comida, y los asesinatos entre los pobres que no habían muerto con la explosión. La película mostraba no el patriotismo que respondía a un desafío extraordinario como un ataque soviético, sino al colapso del Estado y de la ley y el orden. Ante los motines, surgía un Estado policiaco que destruía las mismas libertades que se suponía que la Guerra Fría pretendía defender. Así, la guerra nuclear no se mostró como una puesta en escena del nacionalismo o de la defensa de las libertades contra el totalitarismo, sino que alentaba justo una dictadura policiaca para contener sus efectos. Y la BBC tardó veinte años en ponerla en sus pantallas, ya cuando Carl Sagan había hablado del “invierno nuclear” en televisión, es decir, de la nube de escombros que taparía durante años la entrada de los rayos solares a la atmósfera y la consecuente hambruna que sobrevendría. La transmitió cuando ya se había exhibido en la televisión estadunidense, El día después, The Day After, que reflejaba el drama de esa línea de batalla de la Guerra Fría que fueron los estados del medio oeste de los Estados Unidos, como Misouri y Kansas, donde están los silos de cabezas nucleares, con su contaminación tóxica. Así que, realmente, el tema nuclear era para controlar con su amenaza, no a los soviéticos sino a las poblaciones de los países involucrados con la idea de que era mejor tener las armas almacenadas para mejor defender las libertades. Como había avizorado George Orwell, en realidad se trataba de una nueva forma de esclavismo. Una esclavitud que hacía creer a las personas que acumular armas era contribuir a la paz. Una esclavitud que supuso construir una bomba que pusiera fin a toda guerra posterior. Por eso digo que era un arma ideológica. Tan real como la imaginación.

Siguiendo este hilo, voy a la tercera proposición de esta videocolumna. Y es que la Guerra Fría fue psicológica y emocional. Dice la doctora Claudia Kmper: “La lógica de la disuasión nuclear, que amplios sectores de la sociedad y la política habían internalizado es en realidad una forma de enfermedad que impedía que la gente reconociera las soluciones al conflicto. Este diagnóstico operaba en dos niveles. En primer lugar, atribuyeron el clima de desconfianza mutua y la propia carrera armamentista a temores reprimidos entre los políticos y el público. La conciencia popular estaba preparada para las guerras convencionales mediante prejuicios y percepciones erróneas. Por el contrario, la Guerra Fría continuamente causaba disturbios en la mente del público. Por lo tanto, impidió que las personas vieran las posibilidades constructivas para resolver el conflicto, que fue el punto de partida de los esfuerzos terapéuticos de la Asociación de Médicos contra el armamentismo. En segundo lugar, se diagnosticó una discrepancia entre conocimiento y acción. Por un lado, se conocían con cierto detalle las probables consecuencias de las bombas atómicas. Sin embargo, los gobiernos, por otra parte, estaban ocupados preparándose para tal acontecimiento apocalíptico, por ejemplo mediante medidas de defensa civil, en lugar de hacer preparativos para prevenir una guerra nuclear”. Así, los temores de la guerra que siempre son precedidos de un estereotipo del enemigo, se iban hacia el gran final, la destrucción total, donde ya no había para dónde correr. Los terrores iban a un callejón sin salida. Sólo así uno puede explicarse cómo durante los años sesnta del siglo XX, vimos el surgimiento de monstruos creados por descuido de los científicos, como Godzilla o Mothra, que destruían ciudades enteras, justo en Japón. Era una forma de sacar los terrores de la guerra nuclear, del hongo sobre Hiroshima y Nagasaki. Durante décadas, la “zona cero” se refirió justo a esos dos poblaciones cuyos padecimientos siguieron por generaciones. Hasta que George W. Bush decidió trasladarle el nombre a los edificios colapsados por los ataques del 11 de septiembre y mostrar el avión de la primera bomba, el Enola Gay, en el Museo Smithsonian. El terror a las bombas soviéticas se trasladó así a los ataques terroristas. Ello conllevó un cambio sustancial: ya no era una destrucción de toda la humanidad, sino que estaba circunscrito al Medio Oriente. Podíamos respirar al fin con un enemigo terrorista que, si bien, permanecía oculto, estaba lejos y tenía que embarcarse en toda una logística para poder llegar con sus aviones comerciales secuestrados hasta el centro financiero del mundo.

Y creo que esa podría ser una respuesta parcial a por qué no nos hemos angustiado con la anuencia de Joe Biden a atacar a la Rusia capitalista de Putin. Es porque parece concentrada en una región del mundo, en la frontera entre la OTAN y Rusia, en ese país llamado Ucrania que tiene un presidente que era cómico de la tele. Mi otra parte de la respuesta tiene que ver con el cansancio emocional. Después de una pandemia que nos amenazó con quitarnos la vida a todos, pero sobre todo a los ya enfermos, a los más viejos, a los más gordos, un pánico que hizo que el mundo se guardara en sus casas cuando así lo permitió su economía; después de eso, una guerra nuclear parece demasiado para lidiar. En estos setenta años lo hemos hecho conformándonos a las restricciones a todas luces totalitarias de seguir las instrucciones para ir a los bunkers bajo tierra, en los países que tienen riesgos reales, y en nuestros países en pensar que habrá una nueva crisis económica, que sobrevendrá un quebranto inflacionario y del comercio global. Bajo la premisa que ya vislumbraba George Orwell de pensar que acumular armas era contribuir a la paz, hemos consentido con este delirio del Apocalipsis final, el militarista, donde no hay Juicio Final ni serán salvados los buenos de corazón. Ante esta encrucijada, ¿dónde están las manifestaciones pacifistas llenando las calles europeas o estadunidenses? ¿Qué pasó con el movimiento anti-nucelar tan activo en los años ochenta?

Tal parece que somos incapaces de imaginar una guerra nuclear como una posibilidad y por eso nos engañamos a nosotros mismos al creer que algo tan inimaginable no podía suceder realmente. Por eso, sobre este nuevo riesgo de destrucción final, ahora hay más memes que acciones. Nos hemos quedado sin poder para reaccionar y eso, en sí mismo, es acaso la extinción más profunda: la desaparición de nuestra capacidad de responder y luchar.


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Fabrizio Mejía Madrid
Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.

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PS1: 

VEJA REPORTAGEM EM ESPANHOL, INCLUINDO CIMEIRA DE G20:

sábado, 3 de agosto de 2024

PRIMEIRO FILME SOBRE A OBRA-PRIMA DE GEORGE ORWELL «1984»

Realizada em 1956, é primeira adaptação cinematográfica do romance homónimo «1984» de George Orwell (1903 - 1950). Segundo a Wikipedia, «assim como a adaptação cinematográfica anterior de A Revolução dos Bichos, o filme '1984', rodado em 1956, foi secretamente financiado pela CIA.[6] »

Orwell não tinha ilusões sobre o socialismo praticado na URSS mas, ao contrário do que muitos pensaram na altura, as suas obras de ficção mais conhecidas não se destinavam a chamar a atenção, exclusivamente, sobre um regime totalitário (a União Soviética no tempo de Estaline), mas sobre todos os regimes totalitários: Estes romances devem ser encarados enquanto obras de ficção política-sociológica, que são. 
No contexto presente, em que novos comportamentos totalitários emergem nas antigas chamadas «democracias liberais», o aviso do autor não se tornou caduco. Porque o totalitarismo presente ultrapassa em sofisticação os mecanismos de vigilância, controlo e repressão, que vemos no filme baseado no romance de Orwell. 
O perigo das distopias atuais é que  vão buscar lições aos seus modelos (Nazismo, Fascismo Mussoliniano, Franquismo, Estalinismo, Maoismo...), mas - além disso - conseguem induzir uma ilusão ou hipnose, como se houvesse ainda democracia.
  
George Orwell (de seu nome civil: Eric Blair) foi considerado o maior autor de ficção política do Século XX. A sua obra literária é muito vasta: Muitos dos seus romances, ensaios, artigos, são conhecidos apenas de um pequeno número. 
É de notar que vários poderes usam (ou usaram) o romance «1984», para fazer propaganda contra regimes antagónicos. Embora ele tivesse como modelos os vários regimes totalitários (de Hitler, de Franco, de Estaline...) da sua época, tentou descrever um mundo dominado por elites impiedosas, que dividiam o Mundo em confederações de Nações, umas contra as outras, perpetuando uma guerra de baixa ou alta intensidade. Assim era nutrida a desconfiança e ignorância do que se passava no «outro lado». A  fidelização dos cidadãos ao regime respetivo era mantida pelo medo, pela ignorância, pela manipulação dos sentimentos. 
O Mundo contemporâneo, que tenho observado nos últimos anos,  parece-me estar bem próximo da distopia de Orwell. 



 https://www.youtube.com/watch?v=c7jb1Lptjgw

quinta-feira, 22 de junho de 2023

IA, O HOMEM & DEUS - Prof. John Lennox

 Uma conversa do prof. Lennox com John Anderson bastante interessante, porque coloca as questões num plano ético ou moral, em vez de se extasiar com as maravilhas da tecnologia. Ainda mais relevante, quanto a mim, é o facto dele não situar o «Admirável Mundo Novo» da Inteligência Artificial no futuro, mas no presente.

https://www.youtube.com/watch?v=17bzlWIGH3g



domingo, 21 de agosto de 2022

A JANELA DE OVERTON E A ILUSÃO DA DEMOCRACIA

 Neste país à beira-mar plantado, todo ele com os pés na areia e o sol a queimar-lhes os miolos, seria milagre que aqui alguém prestasse atenção ao que escrevo. Como não acredito em milagres, tenho realmente pouca convicção de que alguém, neste soporífero país, veja e explore as pistas de reflexão que lhes apresento. Mas, o Mundo é vasto e a Internet também. De facto, mais de meio milhar de seguidores anónimos consultam este blog diariamente, da Austrália ao Canadá,  da Rússia ao Reino Unido.

Para meu público anónimo, quero apresentar um autor de vídeos de Youtube, que descobri muito recentemente: Não me identifico com algumas opiniões dele, ou com certas formulações nalgumas questões. E depois? O essencial é saber se o sumo do que ele expõe tem conteúdo, tem informação; se o discurso do autor é coerente e nos provoca. Sem nos confrontarmos ao outro, como diz Byung-Chul Han, não existe discursividade; e sem ela, a democracia fica - no mínimo - castrada, torna-se uma farsa, um jogo sem conteúdo. Creio que foi George Orwell (Eric Blair) quem definiu melhor a democracia, como «quando podes dizer aquilo que os outros NÃO gostam de ouvir».

Regalem-se pois, com o vídeo abaixo (podem ativar legendas automáticas, em espanhol):



quarta-feira, 1 de junho de 2022

OLHANDO O MUNDO DA MINHA JANELA, PARTE XIV

A TEMPESTADE PERFEITA


Tela a óleo de Turner* Tempestade de Neve no Mar


[PARTES ANTERIORES DA SÉRIE:  VI ; VII VIII ; IX ; X ; XI ; XII ; XIII ]


Ano velho, ano novo... traz-nos algo: Surpresas, espantos, deceções e esperanças. Tudo isso nos trouxe o ano de 2022, agora que se inicia o sexto mês deste fatídico ano.
Ou talvez não, afinal? - Pois tudo está contido em potência dentro de acontecimentos dos anos passados. Será necessário recuar a 2014, a 2003 ou antes, até a 1998 ou 1991?
São tantos, os eventos que se encadeiam nestas datas e se relacionam com o que se está a passar agora. É como se fossem cadeias causais perfeitamente nítidas. 
Ou será um efeito de óptica? - Será que nossa visão exclui tudo o que se afasta de uma determinada narrativa, que contamos nós próprios, para explicar o inexplicável, para dar sentido ao caos permanente? 

Em traços largos, aquilo que escrevi há 6 meses, no número anterior « OLHANDO O MUNDO DA MINHA JANELA, PARTE XIII » mantenho-o: A ascenção de um totalitarismo que se desenvolve com «pezinhos de lã», para não assustar as pessoas. 
Mas, entretanto, já a Europa experimenta, há mais de 3 meses, a descida ao abismo, ao inferno da guerra. A própria cidadania, hipnotizada ou fanatizada, vai lançando mais «achas para a fogueira», quer mais guerra, mais destruição. Quer saciar a sua raiva; quer escoar o seu medo. 

As pessoas, sob efeito de múltiplas injeções de propaganda do medo, deixaram-se manipular, reagindo como as «elites» querem. No orgulhoso Ocidente os valores de que se orgulham desapareceram, do dia para a noite, o que significa que já não existiam realmente, como também, a inteligência, o senso crítico, o equilíbrio da avaliação: Tudo isso voou em estilhaços. 

Afinal, o que isto mostra é que a podridão desta civilização chegou ao seu último estádio. A decomposição final traduz-se em manifestações de belicosidade, mas apenas sob o manto nuclear «tranquilizador» do poderio US. É como bullies que gostam de se fazer de valentes, mas que o fazem apenas quando estão protegidos por um bully mais forte. 

A vida, por aqui, corre como se nada fosse. Creio que a inflação ao consumidor, em países como Portugal, é da ordem dos anos oitenta, ou seja, de dois dígitos. Esta inflação é a maior que a Alemanha experimenta, desde há 60 anos. Note-se que a Alemanha tem horror à inflação, devido à crise hiperinflacionária que sofreu em 1923 e que ficou marcada na sua memória coletiva. 

Mas, em geral, a ignorância da História, da Economia, da Biologia e de todo o conhecimento verdadeiro, leva a uma enorme permeabilidade dos povos perante as «fake news». Estas  são -principalmente - veiculadas pelo poder, pela média dita «mainstream», pelos grandes conglomerados, que incluem agora empresas tecnológicas, aliadas do poder e fornecedoras de informações para e sobre os cidadãos, como operadoras da manipulação da informação. Por exemplo, milhares de páginas e de vídeos foram nestes meses suprimidos no Youtube, só porque não têm a perspetiva dos poderes sobre a guerra na Ucrânia. 

Mas, isto, muitas pessoas não querem saber, não «acreditam», até «acham bem» visto que se destina a calar aqueles que elas odeiam: Então, neste contexto, os célebres romances de ficção político-sociais de Orwell «1984» e «Animal Farm», são tomados - já não como chamadas de atenção para perigos futuros, que o Autor descreveu - mas como manuais de instruções, pela casta sociopática que nos governa. 
Francamente, não estou otimista, no curto-médio prazo. Porém, a realidade é sempre muito mais forte do que os devaneios de uns e de outros. A realidade do colapso das economias antecedeu a guerra na Ucrânia e a crise do COVID, mas foi exacerbada por estas. Esse colapso está já a fustigar o Terceiro Mundo. 
Os despreocupados do mundo afluente estão convictos que será somente mais uma crise; que algumas pessoas irão ter privações, na América do Norte e na Europa, mas que estão «protegidas» de uma grande catástrofe. 
Não serve de nada tentar demonstrar-lhes que não; que o momento é de colapso geral e transformação profunda, porque elas não ouvirão. Estão de tal maneira condicionadas, que apenas tomam atenção ao que saia da boca de poderosos, sejam políticos, multimilionários, ou outras personalidades promovidas pela média corporativa. 

Olho o mundo da minha janela e a realidade - por vezes- parece-me um enorme pesadelo. Tento não me deixar influenciar por meu estado de espírito, faço os possíveis por manter o olhar objetivo, desapaixonado, porque sei que isso é crucial para a boa navegação. 
Evitar «icebergs», «tornados», «ondas que tudo arrastam», é um cabo dos trabalhos. Ninguém, com bom senso se deveria considerar ao abrigo do naufrágio, nestas circunstâncias. 
Mas, as pessoas mais ricas pensam sempre que as desgraças são para os outros. Enganam-se, pois a riqueza não lhes serve de grande coisa dentro dum navio sacudido pela tormenta. Quanto mais «carga» levam consigo, pior, pois -em geral- não são capazes de se separar do excesso de bens, de fortuna, para salvar as suas vidas.  
 

Parede, 01-06 2022

PS: como suplementos que não precisam de comentário, deixo-vos duas notícias interessantes: Uma, revela como os ricos parqueiam as suas coleções de arte. Na outra, o eminente cientista, que é Robert Malone, descreve a «monkey pox».


quinta-feira, 21 de abril de 2022

EXTRADIÇÃO DE JULIAN ASSANGE, REVELADORA DA TOTAL FALÊNCIA MORAL DO OCIDENTE






A reportagem do vídeo acima está essencialmente correta. Qualquer pessoa que tem acompanhado o caso Julian Assange saberá quais os pontos essenciais deste caso.
Não irei, portanto, repetir aquilo que está no conteúdo do vídeo acima.
Pretendo apenas sublinhar três coisas.
1ª A morte do Estado de Direito: No Ocidente a figura do Estado de Direito foi-se afirmando, ao longo de séculos, querendo isso dizer que o Estado não se rege mais pelo capricho ou interesse dos que estão no poder, mas sim de acordo com as leis do país. Estas leis obrigam - segundo o credo da democracia liberal - os governos e os governados. Em particular, ninguém pode ser acusado e julgado por algo que não é crime na nação em que está a ser julgado.
2º A  morte da imagem de uma «esquerda» liberal, preocupada com a proteção dos direitos humanos, seja qual for a etnia, causa, país, etc. onde estão a ser violados. A chamada «esquerda» (do Reino Unido, ou de qualquer país da Europa), se nós tivéssemos de a definir por esse critério, seria o punhado de ativistas que tem persistentemente feito manifestações em frente da prisão onde está encarcerado Assange, e todos aqueles que realmente defendem Assange e denunciam a conspiração real, não uma teoria, para o ter aprisionado sem haver verdadeiro motivo (1) para tal.
3º A morte da media dita «mainstream» ou «legacy», que depois de ter beneficiado do trabalho de Assange e de Wikileaks, foi instrumentalizada (deixou-se instrumentalizar) pelos governos dominados por neocons, nos EUA, para «denunciar» Assange, supostamente por ele não ser um «jornalista», mas sim um «hacker», o que além de mentira absurda, é um comportamento vergonhoso de «arrependido»: Eles, jornalistas mainstream, seriam igualmente passíveis de prisão e condenação por «traição», visto que colaboraram na divulgação das tais imagens e dados objetivos que tanto incomodaram o poder nos EUA. Eles é que traíram Assange e a confiança que muitas pessoas honestas ainda tinham no jornalismo mainstream, agora são considerados apenas como um braço do poder, o da propaganda. 

Face a esta constatação, o melhor que se pode fazer, seja qual for o destino dado a Assange? -Trata-se, para nós, «simples cidadãos», de retirar TODA a confiança aos que se apoderaram dos comandos do governo, da justiça, etc. e que fizeram as piores velhacarias em nosso nome. 
Se nós não lhes dermos confiança, se não fizermos como se eles «apenas» se tivessem enganado, como é que eles poderão sobreviver, no longo prazo? Se ficam expostos como os piores verdugos, os piores criminosos de guerra, que nos escravizam e aterrorizam? Desejais maior prova do terrorismo do poder quando transformam os whistleblowers, ou jornalistas corajosos em bodes expiatórios, pela denúncia dos crimes DELES?
Não ficarão logo derrotados, mas o seu apoio será muito menor, se houver um sobressalto das pessoas - muitas, felizmente - que têm «decência» (a «common decency», de que falava Orwell).
Na verdade, eles sobrevivem graças à passividade de muitos de nós. Nesta e noutras situações, «quem cala, consente» ou seja, não condenar esta iniquidade, é ser cúmplice  dela.
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(1) Leia o resumo do caso por Paul Craig Roberts, AQUI
 

sábado, 19 de março de 2022

CITAÇÕES DE GEORGE ORWELL





Eis a «comunidade internacional» de que eles constantemente falam. Ao ver este «novo Mapa-Mundi», achei que tinha grande semelhança com a «Oceânia» do romance «1984», escrito há quase 80 anos por Orwell:
 


Entretanto, George Orwell, de forma bastante surpreendente, voltou e lê a crónica de 2022:


domingo, 23 de janeiro de 2022

[REFLEXÃO] A «LIBERDADE» DE SER ESCRAVO

                 Leviathan: o poder é composto de muitos súbditos que formam a sua anatomia
 

Quando eu oiço, leio e vejo muitas das coisas que ocorrem no presente, fico estarrecido. Questiono-me, algumas vezes, por que razão as pessoas não acordam: Várias explicações psicológicas podem ser avançadas. Uma, que me parece aplicar-se com especial acuidade à época que vivemos, é a da «dissonância cognitiva». 

- O que é a dissonância cognitiva? 

Melhor que ninguém vos dirão os psicólogos, mas pelo que compreendo deste assunto, a dissonância cognitiva surge em situações de extrema tensão (stress), uma tensão que não se pode resolver, ou seja, o sujeito não pode nem escolher a «fuga», nem o «combate». Uso estes termos entre aspas, porque estas designam situações tanto em sentido literal, como metafórico. As pessoas vêm-se numa situação penosa, frustrante, incapazes de fugir ou de combater o mal que as atormenta. A dissonância surge da contradição entre a realidade que cerca o indivíduo e as crenças que lhes foram plantadas na mente, pela propaganda, educação, religião, etc. A fictícia resposta consiste em não querer ver a realidade, negar as evidências, em «preferir» acreditar nos contos de fadas, a ter que reconhecer que tudo em que se tinha «acreditado», era apenas uma mentira, era falso. Isto caracteriza o estado de denegação (= denial em inglês).

Na sociedade distópica atual, as realidades que todos podem constatar são negadas, enquanto nos obrigam a «acreditar» (ou a fingir que acreditamos) nas narrativas mais retorcidas e  absurdas. Por exemplo, vemos a transformação dos Estados ditos democráticos em ditaduras policiais; a criação duma classe de sub-humanos; a instauração de um apartheid «sanitário». Todas estas monstruosidades destinam-se a criar um estado de sideração e medo nas pessoas «normais»,* que «cumprem seus deveres e obedecem às leis». O problema, é que essas tais «leis» são celeradas (também ilegítimas e inconstitucionais). Quem as planeou e decretou, são  criminosos psicopatas; e quem as implementa, fica conivente desses crimes. 

    Mulher mostra o seu «passe vacinal»

O fosso entre o real e a narrativa imposta, por todos os meios, é cada vez mais gritante. A falsa lógica sanitária, mas - de facto - lógica de coerção arbitrária, acaba por moldar as nossas vidas. O que me faz pensar que a sociedade descrita por Orwell, no seu romance «1984», está aqui e agora. 

Um dos truques da media inteiramente ao serviço do poder, é colocar como algo no futuro, aquilo que já existe. Por exemplo: A vigilância generalizada, ou o controlo através de implantes debaixo da pele, etc. O truque de os colocar no futuro é subtil, pois nos convence que estes dispositivos não estão ainda a ser usados e que - a serem - apenas verão o dia em ditaduras autoritárias (nunca em democracias!). Mas estas medidas já foram postas em prática em vários países ditos democráticos. E muitas mais medidas estão na calha e serão implementadas no momento oportuno pelos poderes, quer no plano político, quer económico, quer noutro. Na verdade, as máscaras estão a cair, literal e metaforicamente. As oligarquias, os multimilionários que controlam as nossas vidas, sabem esconder-se por detrás da «ribalta» do teatro do poder, porém as máscaras nunca são perfeitas. 

Por exemplo, em Portugal, as grandes fortunas determinam quem vai ou não ser propulsionado para o poder, quem vai ter um papel importante dentro dos partidos, quem vai ter um lugar no parlamento, no governo ou noutra estrutura do Estado. A partir do momento em que determinado político é «apadrinhado», ele ou ela será «docemente» pressionado/a para adotar uma abordagem «realista», ou seja, que não ponha em causa os possidentes, os verdadeiros detentores do poder. 

E o que acontece quando o «cão morde o dono»? Se alguém se rebelar contra a mão (encoberta) que o guindou aos altos cumes do Estado, esse indivíduo será sabotado, excluído e denunciado pelos próprios colegas de partido. Toda a casta política, toda a media corporativa, sabem isso. Eles são os lacaios ao serviço dos verdadeiros donos. Os donos, são os que detêm as fortunas, as empresas, os bancos, etc... em Portugal, ou noutras paragens. 

Aliás, uma das caraterísticas curiosas do pós-25 de Abril de 74, é que todos sabem que os políticos e os empresários possuem contas offshore, muitas vezes, em nome de terceiros. Era fácil de comprovar isto, se fossem feitas auditorias (sérias) às contas dos políticos (sediadas em Portugal ou em offshores) e se fossem também investigadas as contas para as quais são transferidas, ou de onde recebem, somas importantes. Sem isso, vai continuar a haver uma total corrupção no Estado e na sociedade. Mas, embora todos saibam, todos «assobiam e olham para o lado». 

Os media e os políticos criam os chamados «factos políticos», ou seja, incidentes artificiais, de importância secundária, para gerar falso debate e polarizar a discussão. Assim, está garantido que não se levantarão questões incómodas. Estas questões estão excluídas de qualquer debate, ou entrevista com dirigentes partidários. 

A saber, por exemplo: Que políticos têm contas em off-shores? Quais os conflitos de interesse, ou seja, terem que legislar ou terem um papel de decisores em casos onde estejam envolvidos interesses próprios, ou de familiares. Apesar de uma lei que determina as incompatibilidades, ela não parece incomodar muito os políticos... e também os médicos, advogados, juízes, altas patentes militares, etc.  

Tudo é mantido numa redoma, permitindo que a corrupção se desenvolva em absoluta impunidade. No contexto desta democracia corrompida (ou seja, da não-democracia), ninguém tem coragem de denunciar alguém, pois sabe que ele próprio também «tem telhas de vidro». 

As pessoas, de certo modo fora dos circuitos do poder, que se atrevem a denunciar esta podridão, mesmo que apresentem sólidas evidências, são sujeitas ao «black-out» informativo. Mas, se alguém tiver grande audiência, é logo silenciado, de várias formas. Além da recusa da media em difundir as suas ideias, em jornais, livros ou sob outras formas, fica sujeito à brutal difamação, um crime sem castigo em Portugal. A forma como atua o poder judicial no concreto, acaba por favorecer somente quem tem muito poder e dinheiro. Nesta «democracia», os ricos e poderosos beneficiam de uma justiça muito branda, cega e lenta. Mas, os pobres ou os não protegidos pelos poderosos, são tratados à partida como culpados, são humilhados de todas as maneiras.

Remeto para os escândalos de «Joe Berardo», do «BES»,  de «Isabel dos Santos» e tantos outros, que rebentaram e se arrastam, sem conclusão, ao longo dos anos ou acabam por prescrever. Qualquer um desses processos, se for analisado a fundo, põe em causa as castas políticas e o próprio regime. 

A essência do parlamentarismo é a completa desapropriação do poder que pertence ao povo (em teoria, segundo a constituição). Aquilo que se faz, não tem que ver com aquilo que se diz, que se proclama,  este é o padrão de comportamento em todo o espectro político-partidário. A política transformou-se num teatro, que consiste em dizer coisas bonitas, enquanto se esmagam as pessoas. Neste teatro, são atores principais os que possuem maiores ambições, os que pensam que «merecem ser ministro», ou outra situação de prestígio, convencidos de que «nasceram» para isso. Os políticos que são capazes literalmente de tudo pelo poder, são aqueles que conseguem chegar a postos cimeiros dentro dos partidos e do Estado. Têm um desprezo absoluto pelo povo que dizem servir. Têm sempre palavras falsas para encobrir a parasitagem do Estado, a sua real e única vocação.

Mas, o problema continua, não se resolve, porque os oprimidos, os desapossados, muitas vezes, não pensam noutra solução senão no voto: O voto em quem os quer enganar doutra forma, com outras palavras bonitas, com outros atores teatrais, treinados para o efeito. 

É portanto muito grande e muito vasto o universo de pessoas em negação da realidade (em denegação), constituindo um complexo individual e coletivo de dissonância cognitiva. É este o suporte do poder. As pessoas colocam-se numa postura de «bons alunos», de quererem mostrar que são «bons cidadãos». 

Mas, qual a postura que um povo livre e que viva em democracia, deveria adotar?

Deveria o povo considerar que os representantes políticos são - apenas e somente - mandatários, o que significa que têm de cumprir fielmente o contrato para o qual foram eleitos**. Em democracia, são os representantes políticos os «empregados», enquanto os «patrões» são os eleitores! E, tal como um empregado que cometer uma falta grave pode ser despedido com justa causa, o mesmo deveria acontecer aos políticos que não cumprissem os contratos.

Portanto, não faz sentido continuar-se em denegação. O primeiro passo para a nossa libertação é examinarmos como é que caímos nesta situação. Teremos de aceitar que coletivamente, enquanto sociedade, cometemos erros ou fomos induzidos em erro. O povo pode tornar-se livre outra vez, no entanto, se acreditar em si próprio.

Eu não saberia viver, senão livre. Mas, uma das condições fundamentais para se ser livre - realmente livre - é estar rodeado de gente livre. Não posso ser livre, se estiver rodeado por escravos.

...............

* A tática de "choque & pavor", antes aplicada a força inimiga em contexto de guerra, é  agora aplicada às  próprias populações.

** A dita «democracia representativa»: não é democrática, pois o povo é arredado (a todos os níveis) da participação na gestão dos assuntos do Estado, da feitura e aprovação das leis... e também não é «representativa», pois os eleitos não respondem realmente (durante os 4 anos de mandato) perante os eleitores, nem vão periodicamente ouvi-los, para depois veicularem no parlamento a vontade daqueles que os elegeram.




quinta-feira, 25 de novembro de 2021

DR. ROBERT MALONE: ELES ESTÃO A HIPNOTIZAR AS POPULAÇÕES




Robert Malone é um dos que desenvolveu a tecnologia para colocar nas células informação genética, sob forma de ARNm. Ele, aqui, esclarece que está participando numa coligação de cientistas e médicos para parar com a inoculação das crianças. Cita Mattias Desmet (1) sobre o condicionamento, «mass formation psychosis» (psicose de condicionamento de massas). Malone dá como exemplo o regime nazi e vai buscar acontecimentos anteriores à «pandemia» de COVID, como a histeria que antecedeu e sucedeu à eleição presidencial nos EUA, em que nada fazia sentido. O público ficou completamente obcecado com os assuntos de virologia e epidemiologia: a mente humana fica hipnotizada, focando a atenção num pequeno domínio, num objeto singular. A partir daí, fica hipnotizada (2). O efeito da media e o ambiente geral são causadores de um reforço permanente. 
Fomos manobrados psicologicamente por uma entidade, que nos colocou neste estado, diz Robert Malone. A partir daí, quem tiver posição contrária à ortodoxia, deve ser atacado. Isto já está no romance «1984», de George Orwell. 
Fala do totalitarismo global, dá o exemplo da Áustria, seguida, em breve, pela Alemanha, de segregação e confinamento dos não-vacinados, quando se sabe que a vacina não vai impedir a propagação do vírus. 
Também propõe uma forma de quebrar o efeito da hipnose.

Veja e oiça; porque é mesmo muito importante!

ps1: Importante entrevista a Joe Rogan, com resumo no site de Zero Hedge, AQUI.

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(2) Um ponto importante, sublinhado pelo dr. Malone, é o facto de pessoas sob hipnose, não terem a faculdade de ajuizar, não são capazes de considerar opiniões contrárias, ou factos que contrariem sua obsessão, hipnoticamente induzida. Mesmo pessoas com cultura científica e médica, recusam-se a ouvir argumentos racionais. Isto mostra, claramente, que estão sob hipnose.  
 

quinta-feira, 26 de agosto de 2021

PODER TOTALITÁRIO E OBSESSÃO DE CONTROLO DO DISCURSO

Nomear: Ao dar-se um nome, está-se a definir o que determinado objeto, animal, ou pessoa, «são».

A Bíblia, no Livro do Génesis, é muito explícita ao indicar que Deus concedeu a Adão o poder de nomear todas as coisas da Criação. Na atualidade, antropólogos e historiadores das civilizações, debruçam-se sobre o universo do vocabulário de uma etnia, quer seja atual ou passada. Se não existe um termo próprio para designar um determinado objeto, ou conceito, isto é indicação de que ele, provavelmente, não faz (ou não fazia) parte do universo dessa etnia.
Ao nível individual, a riqueza ou a pobreza do vocabulário (na língua nativa) dum determinado indivíduo, está correlacionada estreitamente com o grau de educação por ele alcançado.
No romance celebérrimo «1984», Orwell descreve uma sociedade onde a própria língua (a Novilíngua) vai mudando, de acordo com as conveniências do poder totalitário. Ao ponto das pessoas não poderem exprimir de forma clara o que sentem ou pensam, pois não se encontram vocábulos apropriados no seu idioma.
A perda de referências culturais, com a perda da capacidade de se exprimirem e compreenderem a sua própria língua, afeta hoje muitos jovens. Embora não preocupe demasiado os poderes, mesmo nos estados mais ricos, esta é uma forma perniciosa de analfabetismo. Isto resulta do empobrecimento do universo linguístico-cultural e da renúncia da escola em realizar uma verdadeira formação humanista, o que implicaria a riqueza da língua a cultivar.
As «crianças-lobo» - crianças criadas por animais selvagens e que viveram fora de ambientes humanos durante anos - depois de recolhidas, ficam sempre com uma grande limitação em compreender o discurso dos outros e em articular a sua própria expressão verbal. A capacidade da fala e a compreensão linguística devem ser imperiosamente adquiridas numa fase precoce do desenvolvimento, sendo depois impossível superar completamente a ausência de contacto com a linguagem humana. Fica sempre um «handicap».

Se no vocabulário das pessoas não existem os vocábulos correspondentes a determinados conceitos, é fácil perceber que estes se tornem esotéricos, que as pessoas não poderão raciocinar devidamente, pois necessitam das palavras certas, não apenas para comunicarem, como também no próprio processo cognitivo.
O conhecimento atual sobre os mecanismos cognitivos permite ir muito mais longe do que as conhecidas áreas cerebrais de reconhecimento e de elaboração verbal. Os estudos sofisticados mostram que as áreas verbais, visuais, auditivas, etc. possuem conexões, ativadas quando se dá a locução, a audição ou a leitura.

Por todos estes factos, a censura, aberta ou velada, da utilização de determinadas palavras ou expressões, sob pretexto de serem «politicamente incorretas», é uma expressão de violência totalitária sobre determinadas pessoas, mas também sobre a sociedade em geral. A outra face da mesma moeda, é a sistemática aposição de qualificativos com uma carga emocional, moralizante e ideológica, evidente quando se designa determinado grupo, governo ou mesmo nação como «terrorista» , levando a uma série de automatismos de associação. Isto observa-se a outros níveis, também.
A «normalização do discurso» configura o primeiro estádio da tomada de poder totalitário, pois se trata de obrigar as pessoas que falam ou escrevem, a conformarem-se com um falso senso comum, com uma norma discursiva: Por exemplo, os países «ocidentais» são sempre qualificados como «democráticos», por oposição aos «orientais», etc.



Hoje, os mais poderosos meios de condicionamento são, com preocupante frequência, a «média mainstream» e a «academia» Estas arrogam-se o direito de qualificar todo o campo discursivo como «legítimo» ou não, como democrático ou não. Se for por eles considerado «marginal», é passível de exclusão. A liberdade de expressão não existe, se for apenas para alguns: São «autorizados» os discursos conformistas. Não podem por em causa a «ortodoxia», a dominação ideológica «bem-pensante».

Com a chamada crise do COVID, vieram ao de cima, nas sociedades ditas «liberais», estas tendências autoritárias. Multiplicaram-se os comportamentos de censura, de cobardia, de negação do outro.
Ao ponto em que a expressão «Direitos Humanos», quando pronunciada por certas pessoas, se tornou numa hipocrisia, num véu diáfano do seu autoritarismo.

quarta-feira, 28 de abril de 2021

LIGANDO OS PONTOS ENTRE SI

                 
Os poderes que nos governam nunca darão uma imagem verdadeira do que se está a passar realmente, nem dos seus planos. O que nos dão como «informação», mais não é do que propaganda, veiculada por órgãos da SUA oligárquica ditadura, a média corporativa. 

Se nós consideramos tudo o que se está a passar neste momento, teremos:

Primeiro, um clima de guerra, a aceleração das hostilidades do império americano, contra a Rússia, a China e o Irão, em simultâneo. Mesmo que façam declarações sobre boas intenções de renovo do diálogo, não podemos ser ingénuos, ao ponto de acreditar na sua retórica oca. Temos aí um primeiro ponto ao qual temos de ligar os outros.

Segundo, a catastrófica crise económica, precipitada intencionalmente pelas «elites», cooptando a OMS, a ONU e os governos, como instrumentos para imporem a sua ditadura, condição para poderem implantar a «Nova Ordem Mundial», que eles re-fraseiam como a «Nova Normalidade», ou «The Great Reset», resultante dos «lockdown», da gestão da crise por corpos supra nacionais não eleitos, ou seja, pelos globalistas neles entrincheirados.

Terceiro, a massiva onda de propaganda, com as mais nítidas características totalitárias, inéditas para as jovens gerações nos países ditos democráticos do Ocidente, mas que os mais velhos sabem ser típicas dos regimes totalitários. Foram buscar as receitas a Huxley e Orwell, embora estes autores de ficção política e sociológica sejam traídos, pois a intenção deles era denunciar as derivas que presenciaram e os novos desvios autoritários que previram.

Quarto, a instrumentalização de profissões que eram respeitadas, dispondo de grande credibilidade porque independentes (algum tempo atrás) dos poderes: as profissões de médico, de professor universitário, ou de investigador científico... Para imporem uma «vacinação» massiva, com «vacinas» que não o são, antes veículos de clonagem, no caso das baseadas em ARNs mensageiros, para uma doença cujas taxas de mortalidade verdadeira, não cozinhadas estatisticamente, não justificam as estratégias vacinais adoptadas, antes pelo contrário. 

A coroar isto tudo, uma parte significativa das pessoas nestas profissões têm sido coagidas, silenciadas, pelos que controlam a narrativa, o discurso dominante, mas também viram as suas carreiras ameaçadas ou quebradas: merecem a nossa estima e solidariedade, tais médicos, académicos, cientistas, que exprimem o seu frontal desacordo com o que está a ser feito a pretexto de combater a «pandemia» de COVID.

Este conjunto de factos, hoje indisputáveis, já tinha escrito sobre eles neste blog, nos primeiros meses de 2020. Acompanhei, desde então, a evolução dos acontecimentos com os meus meios limitados, recorrendo a fontes não enfeudadas aos poderes, servindo-me do meu senso crítico e da minha experiência. Apercebi-me de que muitos o fizeram também e chegaram às mesmas conclusões, de forma independente. Então, por que razão não houve uma  vaga de protestos, de indignação popular, etc. ? Será que, eu e outros, ficámos «fora da realidade»? Que «fomos vítimas de halucinação colectiva»? - Obviamente, os que tais atoardas lançam, são pessoas sem escrúpulos, que preferem insultar e difamar, para não terem que verdadeiramente criticar. Não se atrevem a vir em terreno aberto, para argumentar. Escudam-se na situação assimétrica do seu acesso ilimitado aos média, enquanto aqueles que eles impunemente insultam e difamam, são excluídos.

Mas a resistência está em marcha. Muitas pessoas estão a acordar para o perigo e estão a agir, desde grupos de médicos, de cientistas, aos «cidadãos comuns» que se manifestam publicamente. São as que defendem a liberdade. 


No horizonte, vemos uma encruzilhada, com dois cenários radicalmente opostos:

- Por um lado, o cenário onde - devido ao movimento popular, cada vez mais vigoroso - ocorre o desmascarar desta oligarquia, que pretende «nada mais» que tomar o controlo sobre o Mundo, os recursos, as instituições, os governos e a própria vida das pessoas. Eles contam com muito poder, que lhes dão as imensas riquezas, ilegítimas, decorrentes de uma longa exploração dos recursos, das gentes, e com a conivência ativa dos governos. Mas, as pessoas - cada vez mais conscientes - estão a lutar pela sua sobrevivência, delas e das gerações seguintes. Pelo que têm muita energia, criatividade, desejo de justiça e espírito solidário. 

Por outro, o cenário da catástrofe global, seja ela a extinção brusca pela guerra nuclear, seja a lenta agonia duma drástica redução populacional,  causada por um programa de malthusianismo e eugenismo, levado a cabo sobre as diversas populações do Mundo, eliminando as pessoas «inúteis» primeiro e, logo de seguida, fazendo o mesmo com «os excedentes», reservando para a «raça dos senhores» o usufruto dos recursos do Planeta. 

É impossível ficar-se neutral, pois o cenário malthusiano da redução populacional é a real motivação dos «filantropos» oligarcas, dos multimilionários. Eles acham que estão a beneficiar a humanidade, ao resolverem o problema nº 1 planetário (segundo eles, claro), o da sobrepopulação !

Em conclusão: devemos nos unir em torno de princípios e de métodos de ação muito simples e pacíficos. Isto fará ruir os sonhos megalómanos dos superpoderosos. É possível alcançar este objetivo, se as pessoas acordarem de sua letargia e sacudirem o medo incutido, mas injustificado: Têm de colocar nos 2 pratos da balança o que realmente está em causa e agir em plena consciência.

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PS1: Mais um ponto, que é necessário ligar aos restantes: A Suíça vai eliminar as notas de banco. Terá uma economia 100% digital. As consequências disso, ao nível global, são claras e são denunciadas por Martin Armstrong, entre outros.


segunda-feira, 4 de maio de 2020

OS PRIMEIROS PASSOS DA NOVA ORDEM MUNDIAL

                         

É fácil compreender que as pessoas se irão submeter passivamente à imposição de normas, somente se tiverem um grau de confiança muito grande nas «autoridades».
As «autoridades» decretam do alto, porque sabem que tal ou tal medida é «o melhor» para o povo. 
As «autoridades» concedem um «rendimento mínimo vital», pelo qual estamos provisoriamente isentos de morrer de fome, quaisquer que sejamos, pois basta ter um cartão de cidadão para ter direito a recebê-lo. Ou, mais ou menos...elas exigem-te umas pequenas e insignificantes concessões em troca; tens de estar vacinado com a última mistura imunizante contra o «corona» e outras «pragas», tens de cumprir escrupulosamente todas as regras de «distanciamento social», o teu desempenho será monitorizado através de IA e de algoritmos (cuja patente é detida pela Microsoft), associados a «sensores inteligentes».
Exactamente os mesmos, por coincidência, que estiveram a colocar - em grande quantidade - um pouco por todo o lado (as torres para o «5G»), enquanto estávamos todos em «confinamento» («lockdown»). 
Agora, já não vai ser necessário usar violência física, policial, contra os desobedientes, a vigilância e o «rastreio por contacto» («contact tracking») vão permitir monitorizar a sociedade no seu todo.
Aliás, Elon Musk foi autorizado a lançar - nestes dias mais recentes - uma quantidade enorme de satélites com capacidade para recolher e reenviar todos os dados obtidos nas antenas de «5G». 
Não é isto maravilhoso? Não é isto a sociedade evoluída,  «inteligente», controlada pela tecnologia, dispensadora de tudo aquilo que as pessoas vulgares (tu e eu) precisam para viver, na maior segurança e conforto, longe da angústia de procurar subsistência através de emprego incerto, precário ou de negócio ainda mais incerto e pouco rentável? 
Mas, a percepção do que se está a passar à nossa volta é fundamental para a imagem mental que formamos do mundo e, portanto, da nossa determinação para funcionarmos dentro de certos parâmetros. 
A manipulação da percepção é o factor principal pelo qual a oligarquia (erroneamente designada, por muitos, pelo termo «elite») consegue levar as massas a cooperarem na sua própria redução à condição de escravos. 
Uma manipulação não resulta se for muito óbvia. O seu mecanismo tem - portanto - de estar disfarçado, naquilo que seria o seu oposto... a utopia negativa ou distopia de G. Orwell , o romance «1984», torna-se o guia prático dos poderes. É a liberdade, a autonomia, a segurança, o conforto etc. que eles apregoam, os grandes deste mundo, tanto os dirigentes políticos como os financeiros, ou os dirigentes de empresas gigantescas, como Google, Facebook, Twitter, etc, etc... Mas, estás a ser constantemente bombardeado de propaganda, de imagens e duma narrativa que te obriga a VER O MUNDO DE UMA CERTA MANEIRA, DA MANEIRA QUE ELES QUEREM... Nada melhor do que escutar com atenção as entrevistas de David Icke, dadas a Brian Rose de «London Real», especialmente a última, de 3 de Maio passado
A matrix é - ao fim e ao cabo - uma construção fantasmagórica (porque não é real) sobre a qual as pessoas plasmam a sua percepção do real. A matrix é indestrutível, enquanto narrativa consistente e permanentemente reforçada, enquanto persuadir as pessoas de que aquilo que lhes é apresentado como «a realidade», é verdade. 
Tudo o resto, que contradiga a narrativa da matrix, será percepcionado apenas como mero devaneio, ou interpretado como uma ameaçadora «teoria da conspiração». Será rejeitado veementemente, como algo que reforça a nossa angústia, resultante da incerteza e do medo...
Sem a colaboração da media «mainstream», esta narrativa não seria sustentável. Sem a constante propaganda do medo, não haveria consentimento dos cidadãos para tudo o que lhes tem sido feito nestes últimos anos - especialmente, nestes últimos meses e semanas - cerceando ou, mesmo, anulando qualquer réstia de liberdade, supostamente pela sua «segurança», ou «saúde»...


Mas, nós estamos a viver no Admirável Mundo Novo do romance homónimo de Aldous Huxley, num Estado de Vigilância Permanente da IA, estamos a assistir à «revolução» fascista da Nova Ordem Mundial... 



Muitas pessoas estão em estado de denegação e pensarão, ao ler o que acabo de escrever, que eu fiquei perturbado, ou mesmo que enlouqueci. Mas, o confronto com a realidade irá abri-lhes os olhos, irão acordar do sonho - e verão que aquele mundo, que julgavam ser real, afinal não era mais do que pura ilusão.



NB: Jean-Jacques Crèvecoeur faz uma análise imprescindível do que se passou e do que será o nosso descondicionamento ou desconfinamento interno, aqui.